viernes, 17 de diciembre de 2010


En este mes de diciembre todos nos preparamos para celebrar la Navidad. Se compran regalos, se adorna la casa, preparamos comidas especiales,…Y todos compramos algún décimo o alguna participación de la lotería de navidad. Todos soñamos con coger algún pellizquito ese día, y cuando vemos que no nos ha tocado nada, nos consolamos mirando las noticias y viendo la alegría de los que sí han tenido esa suerte. Y pensamos que el año que viene seguro que nos toca y si no, el siguiente.

En mi familia llevamos así muchos años, posiblemente más de setenta, buscando la suerte con el número 11475. Y éste no sale. Mi abuela decía que esa bola no estaba metida en el bombo.
Cuando mi abuela se hizo novia de mi abuelo, tenía 14 años. Contaba ella que ya entonces acompañaba a mi abuelo a comprar el número, para su suegro, Román. De eso ya han pasado 68 años, y hay que sumarle los años que Román lo llevó, que no sabemos con certeza cuantos fueron. Cuando él murió, mi abuelo se hizo cargo del número, y al fallecer mi abuelo, lo cogió mi abuela. Ahora lo lleva un hijo suyo, mi tío Juan. Durante estos años, no sólo se ha comprado este número para el sorteo navideño, también se ha llevado para todos lo sábados y los sorteos extraordinarios, Y no, no ha tocado nunca.
Todos en esta familia, hijos, nietos, yernos, sobrinos…hemos soñado alguna vez que tocara ese número, pero ya no sólo por el premio económico si no por romper esa larga espera de más de setenta años.
¿Tocará este año? La verdad es que ahora que mi abuela no está, ya no sé si quiero que toque.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Recuerda conmigo