viernes, 17 de diciembre de 2010

Una familia de tuertos

Un día mi abuela me estaba contando algo y la interrumpí para hacer un recuento de tuertos. A ella le hizo gracia, creo que nunca se había parado a contarlos, es más creo que no había caído en la cuenta de que era algo extraño que en una misma familia hubieran cuatro personas con un ojo de menos. Digo yo que es que por cualquier cosa antes te quitaban un ojo, porque si no es que no me lo explico.

Carmen, La tata:

La tata era la hermana de Ana María, la mujer del tío de mi abuela, Pepe. Se quedó tuerta haciendo labores en el campo. La tata, no se casó ni tuvo descendencia, por lo que vivió siempre con su hermana y su cuñado, y todos ellos bajo el mismo techo que Mela y Juan.

Pepe , el tuerto:

Era el hermano de Juan, el padre de mi abuela. No conocemos la historia de como perdió su ojo. Pero os puedo decir que tampoco tuvo hijos, según decían su mujer no podía tenerlos, aunque tampoco sabemos si eso era cierto o no, pues antes siempre que un matrimonio no podía tener hijos se decía que era su mujer la que era estéril. Pepe y su mujer, Ana María, tomaron como suyo al hermano de mi abuela ,Eduardo, al que consentían y mimaban como si fuera su propio hijo.

El tito José:

José, hermano de Mela, se quedó tuerto trabajando en Gibraltar. Como indemnización le ofrecieron elegir entre una cantidad considerable de dinero o tener trabajo para toda la vida. Él se decantó por lo segundo, y tuvo trabajo hasta que en 1969 cerraron la frontera de La Línea con Gibraltar.

Mi tío José era un señor muy particular. Iba a casa de mi abuela a ver la tele, ya que su economía no le permitía tener una propia, y si alguien hablaba y él no podía oír la tele, mandaba a callar a quien fuera, importándole poco si el culpable era el dueño de la casa. Además lo hacía con tal convencimiento que nadie era capaz de contradecirle.
Tenía muchas rarezas que le hacían una persona especial. Por ejemplo decir que comprar bolsas para la basura era tirar el dinero, que la economía de la casa se iba por esas cosas. Supongo que él se plantearía que comprar algo para tirar algo que también se iba a tirar…vamos, que era tirar el dinero. También oí que compró una batidora y le parecería algo tan espectacular, digo yo, que trituraba hasta la lechuga. Sinceramente, no tengo ni idea de para qué, pero lo hacía.
Su casa tenía un encanto especial, era de alquiler, muy antigua, con goteras y olor a humedad. Para separar unos dormitorios de otros, habían dispuesto unas cortinas. Recuerdo una de ellas que era de una tela bastante tupida, aterciopelada, de fondo verde y estampada con rosas fucsias. Muy discretas sí. Pero a mi me gustaba aquella casa, porque donde allí miraba encontraba algo diferente, extraño y especial. Recuerdo haber estado en su dormitorio, y ver su ojo de cristal flotando en agua en un vaso duralex.

Carmen Cárdenas.

Era la hermana de la suegra de mi abuela Manolita. Dicho de otra manera, la tía de mi abuelo Manolo.
No sabemos a causa de qué perdió también un ojo, pero lo peor de todo no fue perder eso, porque la guapa Carmen nació enferma del corazón y en plena juventud, perdió su vida. Tenemos algunas fotos de ella, en las que se puede apreciar que de las hermanas Cárdenas, era la más guapa.

Bueno, espero que os haya gustado el recuento de tuertos que hice con mi abuela. Aquí os dejo unas fotos para que sobre todo veáis la profesionalidad de los fotógrafos de la época, como hacían posar para que el defecto se viera lo menos posible.

Carmen Cárdenas.


Pepe el tuerto.


Tito José Ladrón de Guevara


Ana Mª, la tata.

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